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Una buena rutina empieza con una limpieza facial

Todos sabemos que la constancia es nuestro mejor aliado cuando hablamos de rutinas de belleza. Por eso, en MINAWA os animamos a construir rutinas sencillas que se adapten a vuestro día a día. Para nosotras, la rutina ideal es, sin duda, minimalista y sensorial. ¡Esta es la clave para no abandonarla! El primer paso de cualquier rutina es una buena limpieza facial. Sobra decir que ahora mismo, que llevamos parte del rostro tapado gran parte del día, esta limpieza es aún más importante si cabe.

En MINAWA pensamos que una buena limpieza facial tiene, además de los numerosos beneficios para la piel, otros tantos para nuestro ánimo. Las texturas que se transforman, las suaves fragancias y los masajes que podemos hacernos a nosotros mismos, convierten estos momentos en un ritual de auto-mimo que aporta paz y calma. Es el momento de resetearnos, acompasar la respiración y dedicarnos unos minutos. Aprovechemos la limpieza facial para liberarnos del estrés diario. 

¿Cuándo?

  • Por la mañana: es importante lavar el rostro por la mañana para eliminar, además del sueño ;), el exceso de lípidos que la piel produce durante las horas de descanso, la existencia de productos cosméticos aplicados la noche anterior y las células muertas. Esta limpieza nos deja la piel limpia y preparada para afrontar un nuevo día radiante. 
  • Por la noche: los días son intensos para todos, incluida nuestra piel que está luchando continuamente contra un medio que la agrede. La limpieza nocturna debe retirar maquillaje, sudor, sebo y restos de contaminación. Es especialmente importante si vives en una gran ciudad con niveles altos de contaminantes. Irnos a la cama con la piel limpia facilitará la absorción de los productos que apliquemos después y favorecerá los procesos de regeneración celular que se dan de forma natural. 

Una buena limpieza hará que los poros se mantengan limpios y así parecerán más pequeños (cerrados). Una piel limpia es el primer paso hacía una piel sana, radiante y luminosa.

 ¿Qué productos escoger?

Hoy queremos resolver las dudas que existen en torno a los tradicionales jabones faciales y a los limpiadores. Veamos de dónde vienen y qué nos aportan.

 ¿Qué es un jabón facial?

Si lo simplificamos, un jabón es el resultado de mezclar un aceite vegetal (como el de coco, oliva, almendra…) o grasa con sosa (hidróxido de sodio).  Esta reacción conocida como “saponificación” transforma los aceites en barras de jabón mientras desprende calor. Estos jabones resultantes se “curan” y se trocean para su posterior venta.

Espuma facial

Los jabones son productos de uso tradicional cuyo proceso de producción es todo un arte. ¿Cuál es el problema? Justamente por su proceso de producción, los jabones tienen un pH básico, es decir más alto que 7 (pH neutro). Nuestra piel tiene un pH de aproximadamente 5.5 (ligeramente ácido).  Cuando tratamos nuestra piel con productos de pH básicos (por encima de 7), como los jabones, el pH de nuestra piel se alterna y su equilibrio se ve afectado. Como resultado, nuestra capa protectora se debilita y pierde su función barrera natural dando lugar a la pérdida de agua y la deshidratación.

 ¿Por qué escoger un limpiador?

Un limpiador facial es un producto creado expresamente para limpiar la piel a base de tensioactivos (limpiadores). Estos productos actúan como imanes de la grasa y la suciedad y la retiran del rostro. Los limpiadores pueden formularse a diferentes pH y en base a diferentes tensioactivos. La composición de los limpiadores es clave para que no sean agresivos con la piel y arrastren más lípidos de los necesarios. Hay que ver el conjunto para saber si hemos acertado con un buen limpiador (el pH, el uso de sulfatos, los conservantes que contienen y los activos que los acompañan…).

Nuestro RE-set Cleansing powder no es sólo un limpiador que respeta el pH de nuestra piel sino que la limpia a base de arcilla blanca, almidón arroz (ingrediente up-cycling) y micelas derivadas del coco ultrasuaves y biodegradables. Nuestro limpiador en polvo es una fórmula compleja de ingredientes que “curan”, nutren y protegen la función barrera y la microbiota cutánea. Además, no requiere de aplicación de ningún tónico después. ¡Simplifica tu rutina! 

NOTAS: El pH, es la forma que tenemos de medir si un cosmético es ácido o alcalino y, como consecuencia, cómo va a actuar sobre nuestra piel. La escala del pH va del 0 al 14. El pH neutro es el pH7 (justo en medio). Los pH por encima de 7 son alcalinos y los pH por debajo de 7 son ácidos.

Consejos extras para una buena limpieza: 

 –        Lava tus manos antes de empezar con tu rutina diaria.

–        Aplica los productos con mimo, cuida el contorno del ojo y masajea suavemente (¡es tu momento!).

–        Usa agua templada (no excesivamente caliente ya que reseca la piel).

–        Seca la piel a toques, no la friegues.

–      No olvides exfoliar tu piel para completar la limpieza.